sábado, 5 de enero de 2013

Hermida, el intenso

Nadie ha superado, ni superará jamás en intensidad, a Jesús Hermida.

Nadie ha existido tan brasa, tan servil, tan empalagoso, tan eterno, tan dilatado, tan extenso, tan difuso, tan vasto, tan alargado, tan... pesado, como Jesús Hermida.

Es imposible encontrar a nadie igual, por más que se investigue en épocas pretéritas del ser humano. Lo único comparable en intensidad y en extensión, al personaje que nos ocupa, es el Cosmos mismo.

Esta persona humana fue la elegida para dorar la píldora, para vender la pomada, para, en definitiva, sobar el lomo, a nuestro querido monarca; ese rey nuestro, follarín, cazador, y permisivo con el fraude. Nuestro jefe del estado, Juancar.

Deben saber ustedes que, en veinte minutos de entrevista, Hermida pronunció las palabras "señor" o "majestad", o ambas a la vez, en veintiuna ocasiones, en tan sólo veinte preguntas. Veamos para comprobarlo un ejemplo al azar de una de las cuestiones:

Y bien, Señor, Vuestra Majestad ha dedicado, dedica y –eso lo sabemos- seguirá dedicando toda su vida a España y los españoles. Algo así debe producir una gran satisfacción, pero permítame una pregunta Señor: ¿A pocas horas de cumplir 75 años, se siente Vuestra Majestad satisfecho? 

Espectacular el ejercicio, infinita la verborrea.

Hermida, el intenso.

El eterno.



Lctr.

PS: Es el único español que sigue pronunciando, en la actualidad, Falencia y facaciones

1 comentario:

Anónimo dijo...

jjjjjjaaaaaaaaaajjajaajajaa
jm